Sentado en una mesa, ante unas herramientas para escribir, el humanoarregla el mundo en una noche de insomnio. Pero por la mañana, alsalir a la calle, se tropieza con otro mundo ajeno al deseo con el que ha estado haciendo el amor toda la noche.Ahora su reto es enfrentarse a él o taparlo con más imaginariosderivados de su anhelo cuasi místico. Cuando ese anhelo se vuelveirrefrenable, pero no se sabe qué hacer para convertirlo en realidad,aparecen los lloricas. O nos defendemos de elloso terminaremos en un velatorio crónico mientras que los listos que sehan adaptado al medio, gobiernan, mandan, y alimentan las lágrimas delos lloricas hasta que nos ahoguemos todos en lágrimas por falta desalvavidas.