Vida, expectativas y desencantos de Alicia, una mujer que se trasladaal campo con su marido y su hija en el marco de la crisis económica en España.«La frase preferida de su madre era ´Dios aprieta, pero noahoga´. No es que hubiera funcionado del todo bien en su caso, aunquelo que uno aprende de pequeño es difícil de borrar, así que Alicia seencontró esos días repitiéndose a sí misma: ´Dios aprieta, pero noahoga, algo va a salir´. Y, cuando esa creencia flaqueaba, recordabaque Andrés y ella no habían hecho sino darle al universo todo lo quese suponían que tenían que darle, ¿no?, entonces, las cosas tenían que salir bien.»Alicia y Andrés se van a vivir a un pueblo con su pequeña hija Miranda, que aún va a la guardería. Piensan que es una decisiónadecuada que les traerá felicidad, pero el extraño vecino del chaletcontiguo y su perro comienzan a hacerles la vida imposible: la faltade privacidad se vuelve agobiante. Además, Alicia solo encuentratrabajos temporales como fotógrafa de urbanizaciones que han quedado a medio construir por la crisis económica. Todas estas situaciones, más los temores de ambos y la violencia que se respira a su alrededor,iniciada por la actitud inquietante de su vecino hacia la pequeñaMiranda, van ocasionando el desmoronamiento de la relación de pareja y un replanteamiento total de sus vidas, aunque quizá el miedo lesimpida emprender los cambios que desean.