Para el doctor Raymond Papst su vida cómoda y tediosa no tiene otraemoción que jugar, de vez en cuando...Para el doctor Raymond Papst su vida cómoda y tediosa no tiene otraemoción que jugar, de vez en cuando, un partido de tenis con susuegro. Hasta que a los cincuenta y dos años el destino pone en sucamino a Sophie Mass que, con quince años, se revela como una de laspromesas de dicho deporte. Pero también es un torbellino erótico queentra en la existencia autocomplaciente y patética del médico parahacerla pedazos.