A usted se le considera imbécil. Es un hecho. No se le considera capaz de asumir ningún tipo de responsabilidad, y es por ello que cada díase redactan más leyes, normas y reglamentos para regular cada aspectode su existencia. Por ello mismo es que políticos de toda índole creen que pueden desdecirse cuantas veces quieran sin que usted vaya asaber cómo hacer nada al respecto. No se le presume un mínimo nivel de inteligencia, y mucho menos se le percibe como un ser humanocapacitado para el ejercicio de la libertad. Así es que vive en una«sociedad libre», donde todo lo que no está formalmente regulado estásujeto al implacable escrutinio de la corrección política. Vive bajoel yugo de la tiranía de los imbéciles. Descubra sus entresijos y,sobre todo, cómo ponerle frenoà