Mafalda se hace muchas preguntas, demasiadas preguntas que a menudoirritan y superan a los que la rodean. Nuestra pequeña indignada secuestiona los temas universales y comparte sus reflexiones sobre elmundo.
Mafalda detesta la sopa y denuncia siempre que puede losinconvenientes que tiene sobre la salud y sobre el humor de laspersonas sensatas. Comer sopa va en contra de sus principios pero esta vez tiene las de perder, y tendrá que aprender a tragarse sufrustración a cucharadas.
«La sopa es a la infancia lo que el comunismo a la democracia»