Erase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, mashabía de ser un auténtica princesa. De modo que viajó por el anchomundo para encontrar una, pero donde quiera que fuese sucedía algo,princesas sí que había para dar y tomar pero, que fueran auténticas ono, nunca lo llegaba a averiguar del todo, pues siempre había algo que no acababa de ser auténtico... Sin decir palabra, entró en la alcoba, retiró la ropa de cama y colocó un guisante en el fondo, después, cogióveinte colchones, los puso encima del guisante y añadió veinteedredones más encima de los colchones. Ahí habría de dormir laprincesa aquella noche.