LA NOVELA DE LA COSTA AZUL

LA NOVELA DE LA COSTA AZUL

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$42.663
$34.130
IVA incluido
Importado Despacho 12 a 20 días hábiles
Editorial:
(084) PERIFERICA EDITORIAL
Año de edición:
ISBN:
978-84-16291-82-3
Páginas:
432
Encuadernación:
Otros
Idioma:
Castellano
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Ésta es la fascinante historia de un lugar mítico y de los más de cien personajes legendarios que vivieron en él durante algún tiempo. DeAntón Chéjov a Stefan Zweig, de Scott y Zelda Fitzgerald a CocoChanel, pasando por Guy de Maupassant, Friedrich Nietzsche, PabloPicasso, Alma Mahler, Aldous Huxley, Katherine Mansfield, WalterBenjamin, Anaïs Nin, Somerset Maugham o Vladimir Nabokov, entre muchos otros.Durante siglos, la Costa Azul no fue más que una costa cualquiera, unlugar donde embarcarse o desembarcar. De hecho, a finales del sigloXVIII los ingleses residentes en Niza eran sólo cincuenta y siete. Sin embargo, ya a principios del XX, Jean Lorrain escribía lo siguiente:«Todos los chalados del mundo se dan cita aquí? Vienen de Rusia, deAmérica, del África austral. Menudo ramillete de príncipes yprincesas, marqueses y duques, verdaderos o falsos? Reyes con hambre y exreinas sin un duro? Los matrimonios prohibidos, las examantes delos emperadores, todo el catálogo disponible de exfavoritas, decrupieres casados con millonarias americanas? Todos, todos estánaquí». Sin embargo, para la mayoría de escritores y artistas, la Costa Azul era justamente lo contrario: un lugar de soledad, de creación,de reflexión, un lugar donde descansar de la gran ciudad. «La Costa»,decía Cocteau, «es el invernadero donde despuntan las raíces, París es la tienda donde se venden las flores.»Todavía hoy, esa mítica postal paradisiaca no sólo nos recuerda losanuncios más sofisticados de Martini o Campari, sino también laelegante comodidad del pantalón palazzo con alpargatas (inspiradaséstas, al igual que las camisetas a rayas y el gorrito blanco, en laindumentaria de los marineros y pescadores de la zona). En ese mismoimaginario, la juventud «disipada y brillante» de Françoise Sagan yBrigitte Bardot se impone en ocasiones sobre el recuerdo de Simone deBeauvoir y sus amantes o sobre la Marlene Dietrich que leía allí mismo las novelas de su vecino Thomas Mann.Georges Simenon, con su infalible perspicacia, retrató a la perfección qué era en su época la Costa Azul: «Un largo bulevar que empieza enCannes y acaba en Menton, un bulevar de sesenta kilómetros flanqueadopor villas, casinos y lujosos hoteles». El resto aparecía en cualquier folleto publicitario: el sol, el célebre mar azul, la montaña, losnaranjos, mimosas, palmeras y pinos. Sus pistas de tenis y campos degolf, sus abarrotados restaurantes, bares y salones de té.