En el norte de Virginia se encuentra la sede de la TOSA, una unidadgubernamental de actividades de soporte para operaciones técnicas.Bajo este nombre tan poco preciso se esconde su verdadera y únicamisión: identificar, localizar y destruir a quienes representan unaamenaza para Estados Unidos. Los nombres de todos ellos se apuntan enuna lista aprobada por el presidente y conocida como: la lista de losasesinables. Esta organización existe. La lista, también.
Un día se añade un nombre nuevo: el Predicador. Nadie conoce quién seoculta tras el apelativo. Solo se sabe que es el responsable dediecisiete asesinatos y que utiliza internet para radicalizar ajóvenes islámicos y que sigan así sus instrucciones de asesinar. Peroacaba de cometer un gran error: su última víctima es un generaljubilado de los marines y el padre del Rastreador, miembro destacadode la TOSA. Con un dominio perfecto del árabe, el Rastreador llevaseis años dedicado a eliminar a los altos mandos de Al Qaeda. Estavez, su misión será muy diferente porque la motivación que dirige suspasos es personal. Empieza la caza.