Una mujer en su treintena escribe y firma con la inicial «J» cartassin destinatario concreto que nunca llega a enviar. Arnold, suexmarido, le pasa una pensión todos los meses después de comprarle unlujoso apartamento con magníficas vistas en Manhattan. Allí vive ahora con Renata, la hija que Arnold tuvo en un matrimonio anterior, además de con Sally Ann, su propia hija, y con una interna francesa llamadaMonique. Todas se llevan fatal, apenas se hablan. El abandono, lasoledad y la ira que J. expresa en sus cartas contrastan con elsilencio y la pasividad de su vida de encierro.