A Madalen no le cupo la menor duda de que aquellas mujeres eranbrujas, aunque no llegaba a comprender cómo las habían atrapado yencerrado. Que ella supiese jamás nadie había logrado atrapar a una.Al menos, no en su pueblo.¿Sois brujas? ?preguntó finalmente a la máscercana armándose de valor, y esta la miró fijamente durante unosinstantes antes de soltar una risa aguda y prolongada que le heló lasangre.