LA ESCRIBA

LA ESCRIBA

TRES MANUSCRITOS, DOS IMPERIOS, UN ENIGMA

$30.960
IVA incluido
Sujeto Disponibilidad de Proveedor
Editorial:
(084) EB (EDICIONES B)
Año de edición:
Temática
Novela historica
ISBN:
978-84-666-3772-5
Páginas:
576
Encuadernación:
Cartoné
Idioma:
Castellano
Peso:
820
Dimensiones:
230x150
$30.960
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Alemania, año 799. Carlomagno, rey de Occidente, encarga a Gorgias, un experto escriba bizantino, la traducción de un documento de vitalimportancia para la cristiandad. Mientras tanto, Theresa, hija deGorgias y aprendiz de escriba, se ve obligada a huir de Würzburgdebido a una falsa acusación. La joven busca refugio en la ciudadabacial de Fulda, donde conoce a Alcuino de York, un fraile britanoque investiga una terrible plaga que asuela la ciudad. La misteriosadesaparición de Gorgias conducirá a Theresa a una conspiración deambición, poder y muerte, en la que nada es lo que parece. En compañía de Alcuino, la joven deberá luchar hasta su último aliento paraencontrar a su padre, desenmascarar a los culpables y resolver unmisterio del que depende el futuro de la cristiandad. Combinando rigor histórico con una prosa elaborada y un ritmo trepidante, la novela de Antonio Garrido invita al lector a efectuar un intrigante recorridopor ciudades, claustros y abadías medievales en un apasionantethriller inspirado en un hecho real. «Cuando Alcuino llegó al pozo,varios hombres izaban el cadáver con la ayuda de unas picas.Finalmente, el cuerpo hinchado de la mujer asomó por el pretil paradesplomarse como un saco de tocino sobre el empedrado del claustro.Las ropas se le habían desabrochado dejando a la vista unos inmensossenos, fláccidos de dar el pecho a las niñas. Nada más apartarla, Izam se descolgó para inspeccionar el fondo del pozo. Cuando subió,confirmó a Wilfred que allí no estaban sus hijas. Luego trasladaron el cadáver a las cocinas, donde después de un somero examen Alcuinodeterminó que había muerto estrangulada antes de caer al pozo.Encontró sus uñas desportilladas, pero sin rastros de piel incrustada, lo cual significaba que podía habérselas estropeado durante eltraslado. Examinó su sexo, comprobando que el vello coincidía con elencontrado en su jergón. Entre sus ropas no halló nada relevante.Portaba el atuendo propio de sus labores, un hábito oscuro protegidopor un delantalón. Su rostro, aunque abotargado, se veía limpio, sincremas ni afeites. Cuando terminó, autorizó a que la amortajaran.Luego solicitó hablar con Wilfred a solas.»

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