El conocimiento, más que un medio para saber es un instrumento paraconvivir. Su función más importante no consiste en reflejar unasupuesta verdad objetiva, adecuando nuestras percepciones a larealidad exterior, sino en convertirse en el dispositivo más poderosoa la hora de configurar un espacio democrático de vida común entre los seres humanos. Y es que nuestros principales problemas colectivos noson, contra lo que suele afirmarse, problemas de voluntad, de falta de decisión o de inmoralidad, deberíamos considerarlos también fracasoscognoscitivos o que tienen su origen en un organización deficiente del conocimiento desde el punto de vista de su legitimidaddemocrática.
Este libro desarrolla la tesis de que el conocimiento y sus aledaños(las políticas de la ciencia y la innovación, el asesoramientopolítico a los gobiernos, la evaluación de las políticas públicas, lacomprensión de las actuales transformaciones sociales o la competencia cognoscitiva de los reguladores) son ámbitos donde se decide no sólola prosperidad económica sino, fundamentalmente, la calidaddemocrática. Las políticas del conocimiento y a través delconocimiento se nos han convertido en un asunto de ciudadaníademocrática, donde nos jugamos muchos problemas teóricos pero,principalmente, la calidad de nuestro espacio público.