En la calle del Puchero estaba llorando un niño.
Aquel llanto puso de un humor de perros al vecino de abajo.
El vecino de abajo pegó un zapatazo en el suelo y le pisó el rabo a su gato.
A partir de este incidente, las rutinas y hábitos cotidianos delvecindario se alteran y, siguiendo el mismo efecto que la caída defichas en el dominó, los contratiempos se concatenan uno tras otro,propagando un ambiente hostil por el barrio.