Vanessa, estudiante de letras, siente una atracción irresistible hacia Pierre, un hombre maduro que la introduce en el mundo de ladominación. Con una sinceridad rayana en el candor, «Laïka», nombreque adopta después de su iniciación, conduce primero al lector por las sombras de su infancia, marcada por humillantes castigos, antes deintroducirle en las primeras prácticas sadomasoquistas. Así, al hilode las sucesivas pruebas a las que Laïka se somete, el lector alcanzaa comprender la plenitud de su goce ya de adulta. De este modo, Vanesa Duriès nos adentra, con extraordinaria lucidez y serenidad, en elvínculo ?imprescindible para participar en ese peligroso juego? queata a la sumisa a su Amo, un vínculo basado en la confianza y en elabsoluto respeto a los límites establecidos de común acuerdo. Con lamisma claridad, describe las paradojas de la dominación erótica: porun lado, el sometimiento es la prueba del amor de la sumisa hacia suAmo, por otro, esa absoluta entrega no hace sino subyugar al Amo,quien se convierte a su vez en un fascinado esclavo de su víctima.