La proclamación neoliberal de la libertad se manifiesta en realidadcomo un imperativo paradójico: sé libre. Domina una economía de lasupervivencia en la que cada uno es su propio empresario. Elneoliberalismo, con sus desinhibidos impulsos narcisistas del yo y del rendimiento, es el infierno de lo igual, una sociedad de la depresión y el cansancio compuesta por sujetos aislados. Los muros y lasfronteras ya no excitan la fantasía, pues no engendran al otro. Dadoque el Eros se dirige a ese otro, el capitalismo elimina la alteridadpara someterlo todo al consumo: la exposición como mercancíaintensifica lo pornográfico, pues no conoce ningún otro uso de lasexualidad. Desaparece así la experiencia erótica. La crisis actualdel arte, y también de la literatura, puede atribuirse a estadesaparición del otro, a «la agonía del Eros».