Dejémoslo claro desde el comienzo: a pesar de su título, Juicio contra una prostituta no es el tipo de libro que los amantes de la ficciónpolicíaca conocen como legal thriller, aunque por momentos, no loduden, pueda parecerlo. Tampoco es una novelita estilo peplumambientada en un juzgado de la antigua Grecia. En realidad, no es másque una historia real perdida en las profundidades de la Historia, ymagistralmente reconstituida por Demóstenes como testigo directo delos hechos. ¿Y qué tipo de historia? La de una prostituta de origenextranjero que, gracias a su excelso dominio de las artes amatorias, a punto estuvo de convertirse irregularmente en ciudadana y de alzarsehasta uno de los grandes centros de poder de la Atenas Clásica. No selo permitieron, por supuesto, pues repito: era mujer, prostituta einmigrante. La historia también podría resumirse así: la de dospersonajes bastante vulgares, una prostituta y su marido-proxeneta,que vivieron hace más de veintitrés siglos y que vieron cómo suirreprimible deseo de ascenso en la escala social se topaba con laestructura inmovilista de las instituciones arcaicas.Juicio contra una prostituta es, por tanto, una historia extraña yjugosa, una rareza editorial y un fresco impagable tanto de lascostumbres y la vida sexual de la Grecia Clásica como de lascontradicciones que caracterizaban su sociedad.