La brigada de homicidios de Dublín dista mucho de ser lo que habíasoñado la detective Antoinette Conway. El único que parece alegrarsede su presencia es su compañero, Steve Moran. El resto de su trabajoes una acumulación de casos ingratos, novatadas hirientes y acosolaboral. Antoinette es una detective fiera y con la piel muy dura,pero está llegando a su límite. El nuevo caso que le asignan parecesencillo: otra pelea de novios que acaba mal. Aislinn Murray es rubiay guapa. Y ha aparecido tan impecablemente arreglada como muerta enmedio de su salón propio de un catálogo de muebles, al lado de unamesa dispuesta para una cena romántica. Nada tiene todo esto dellamativo. Excepto que Antoinette está segura de haberla visto antesen alguna parte. Y porque, al final, su asesinato será bien poco delos de manual. Porque otros detectives intentarán presionar a lapareja protagonista para que arresten al novio de la víctima lo antesposible. Porque al fondo de la calle donde vive Antoinette, acecha una figura en la sombra. Y porque la amiga de la víctima parecía olerseque Aislinn estaba en peligro. Todo lo que van averiguando sobre ellala aleja cada vez más de la muñequita de papel cuché que aparentabaser. Antoinette sabe que el acoso laboral la ha vuelto paranoica, pero no es capaz de saber hasta qué punto: ¿es este caso un paso más en la campaña para echarla de la brigada o fluyen corrientes más oscurasbajo su superficie reluciente?