Este es un libro lleno de sentido común. La casi infinita lista deconsejos que nos regala su autor demuestra que la creatividad es mucho más un hábito que un don, y que depende tanto más de nuestra voluntad que de la inspiración. Esta es una enseñanza enormemente valiosa para un tiempo que adora a la innovación como el nuevo dios del progreso.Lo que el autor propone es que no es tan difícil, que basta contrabajo y dedicación.
¿Por qué, entonces, resulta tan poco frecuente la costumbre de lacreatividad en la mayoría de las compañías?
Está claro que no hay una sola respuesta a un problema tan complejo,pero parte de la causa se podría buscar en el predominio absoluto dela cultura de la eficiencia.
El que todo deba ser comprobado, medido, evaluado y previsto acabagenerando climas poco fértiles. Y el talento, siendo frecuente,necesita de un hábitat determinado para prosperar.
Puede parecer que se trata de un libro dedicado a individuos, perodebería ser de obligado consumo para aquellas corporaciones que noacaben de entender por qué no están consiguiendo de sus equipos todolo que supuestamente podrían esperar. Y no tanto porque resulte útilseguir al pie de la letra las recomendaciones que nos ofrece, sinoporque deja muy claro que lo que buscamos con tanto ahínco esextraordinariamente común si estamos resueltos a encontrarlo y arealizar el esfuerzo que ello requiere.
Algo más que la obra nos deja muy claro es que medir e imaginar sonrutinas distintas.