AA.VV
Es San Anselmo una gran figura en el campo de la teología escolástica. Es cierto que no alcanzó la madurez teológica de un Santo Tomás, nisu doctrina revistió la forma definitiva que sólo podía darla eltiempo, pero podemos considerarle como un pionero que abrió camino elprimero en la selva enmarañada de las cuestiones teológicas, trazandocasi un plan completo de curso de teología, aunque no en formadidáctica, con las doctrinas recogidas len los Santos Padres,especialmente en San Agustín. Trazó, pues, una senda, un primer ensayo de organización y síntesis teológica, que habían de perfeccionar lossiglos, y cuyo conjunto llamamos la Escolástica. Es él, por tanto, sufundador, su padre, el intermediario entre la patrística y la teología propiamente dicha. Sus escritos no han perdido actualidad. ¡Quéplacer para el lector recorrer esos maravillosos tratados que sellaman el «Monologio», «Proslogio», «Cur Deus homo» y todos los demás, donde, al lado de la sutileza, profundidad y agilidad de un grantalento, se siente latir el corazón de un gran santo, enamorado de laverdad, que se complace y salta de gozo en la contemplación de lasperfecciones divinas y no acierta a separarse de ellas! El cree, peroes para comprender y amar el objeto de su fe. Y así, de un golpe, enun mismo punto vemos aparecer, admirablemente reunidos, al filósofo,al teólogo y al místico.