Los duendes de las imprentas han existido desde Gutenberg. O antes.Son personajillos con vida propia de la que nadie, nunca, ha podidocorroborar su existencia más allá de su legado, en forma de huella, en la página. Sin embargo, la página escrita está repleta de otrospersonajillos con existencia propia -prosaicos, con ca rácterdespectivo, los califican algunos-, con vida individual, social eíntima. Son las letras, los caracteres. Tipos aguerridos en unoscasos, finos y estilizados en otros, con cuerpo, cuello, ojos, pierna, brazos, e incluso con gracia. Pocos hasta ahora habían consideradoque tras de estos personajillos grisáceos y negros, hay otra vida. Una vida secreta. Una vida, casi humana. Con celos, engaños, muertes,traiciones, tumbas, sexo, pedestales (y caídas del pedestal), amoresno correspondidos y encuentros reprimidos. Las letrassorprendentemente esconden una doble vida y cobran una nuevaexistencia gracias al atento ojo de Simon Loxley. En un recorridosincrónico carga con las prensas de Gutenberg, pasa por los salonesdinásticos de los Caslon y los palacios de la Garamond para embarcarse poco después en la aventura americana de ida y vuelta, y el ruido delas bombas en el conflicto bélico europeo. Se detiene en algunas delas paradas más actuales como son la industria de los tipos, laempresa, la publicidad y el egocentrismo, hasta conformar una de lasperspectivas más novedosas para quien quiera conocer la procelosatrayectoria íntima de las letras de imprenta y todo cuanto ha hechoposibles a esos personajes de doble vida.