Charles Bukowski, la más impactante prosa de alcantarilla: laindecente energía de la furia, el malhablado lenguaje de los bares yuna exuberante impertinencia constituyen su voz experta en interrumpir la algarabía de «un mundo lleno de canciones de amor espantosas».Entre borrachos y suicidas, Bukowski ha conseguido que los miserablestengan su poeta y que la ironía sea capaz de derrotar a la peor de las tragedias. ¿No podría, entonces, llevarnos hasta el infierno ytraernos sanos y salvos? Sanos, sí, a salvo, no. Y es que en esteviaje, pleno en humor cruel y furia etílica, Bukowski despliega susmejores artes de narrador despiadado para ofrecer una veintena dehistorias sarcásticas, explosivas y absolutamente inolvidables. Nadiesale ileso: ni el boxeador al que entre round y round le recomiendantirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una «acción» quelo arruina, ni el joven aburrido que lleva una prostituta a su casa,ni el actor que trata de escapar de la tiranía de la fama... Ni muchomenos, desde luego, el lector. Hijo de Satanás, «un triste, cómico ypotente libro como jamás escribió este importante autor», según larevista View, implica un paseo electrizante por el paisaje de ladecadencia. A través de ese camino, Charles Bukowski ofrece la llavepara abrir las secretas puertas del infierno. El callejón estáabierto, y las emociones, aseguradas.