La ciudad de Granada se nos descubre íntimamente, en una primerapersona que describe nostálgicamente el esplendor perdido de la ciudad bajo la dominación de la dinastía nazarí, desde mediados del sigloXIII hasta su ruina, que se corresponde con el ocaso de al-Ándalus, en 1492, año de la conquista por los Reyes Católicos. Esta crónicasentimental del apogeo nazarí y la construcción de una ciudad soñadatoma hábilmente y con extraordinaria sensibilidad el pulso a toda unaépoca, gracias a la pericia narrativa de Antonio Gala, uno de los másrenombrados escritores de las letras españolas. El recurso de laprimera persona permite al autor hablar por la ciudad misma.