«El señor Metcalf era un hombre alto con una poderosa presenciafísica. En los últimos años, con el pelo casi hasta los hombros y lapipa en la boca, era una figura colorida. Su casa en Becket seconvirtió en un centro para artistas y escritores de la zona. Comoescritor seguía siendo una figura de culto, aunque en 1987 fue honrado por la Academia Americana y el Instituto de Artes y Letras» The NewYork Times