CRESPO, VIRGINIA / CRESPO PIQUERES, VIRGINIA AMADA
Un ligero movimiento de su cuerpo captó toda mi atención. Se volvió,lento y preciso, como un gato que ronronea tranquilo en un dulcesueño. Se quedó boca arriba. Sus rasgos se dibujaron con mayorclaridad bajo la luz rojiza. Serio, tranquilo, sorprendentementeatractivo. Tal vez hice algún ruido. Sus ojos se abrieron de pronto yse quedaron fijos en los míos. No me moví. Una expresión confusainundó su mirada. Le costó unos segundos comprender que yo estaba ahí, unos instantes entre el sueño y la vigilia en el que su cerebrotrataba de asegurarse de que era real. Y lo era. Sentí la Furia rugir. Mis ojos debían de ser absolutamente negros, sin un ápice dehumanidad en ellos. Como un furioso demonio que espera a su presa.Percibí miedo en su rostro. Se incorporó despacio. Me estudiaba ensilencio. Traté de imaginar sus pensamientos. Seguramente ya sabía por qué estaba yo allí. -Lo sé todo. ?Murmuré.