FLORES NEGRAS

FLORES NEGRAS

$25.657
IVA incluido
Sujeto Disponibilidad de Proveedor
Editorial:
(104) PLAZA & JANES
ISBN:
978-84-01-01964-7
Páginas:
352
Idioma:
Castellano
$25.657
IVA incluido
Sujeto Disponibilidad de Proveedor

Inspirada en hechos reales, Flores negras es un rotundo alegato contra la indiferencia y la normalización de la violencia verbal, física osexual hacia las mujeres.Un thriller extraordinario y original que nos obliga a reflexionar sobre la condición humana y nuestrascontradicciones.Berta Martos es locutora de radio en un programanocturno. Está acostumbrada a que las llamadas de sus oyentes hablende soledad y desamor, pero la de esta noche es diferente: al otro lado de la línea telefónica un disparo interrumpe la conversación quemantiene con un desconocido que está a punto de hacerle una confesión. El escándalo estalla en las redes sociales, donde miles de personasculpan a la periodista de lo sucedido y exigen su cabeza para saciarsu sed de justicia.Sometida a una excedencia forzosa, Berta deciderefugiarse en casa de su madre, una famosa actriz retirada hacedécadas que quiso aislarse de todo en un pueblo olvidado del mundo enuna finca que alberga un inquietante jardín de flores tropicales.Unpintoresco lugar en el que los fantasmas del pasado no tardarán enunirse a los del presente y poner a prueba la coraza que Berta haconstruido para sobrevivir.«En el extremo más alejado, se encontrabael rincón del paraíso. Un rectángulo, de siete metros por tres,delimitado desde el cielo por una descontextualizada enredaderarepleta de racimos de una flor carnosa, de color turquesa y formarara. De uña. De uña bestial. De garra. Decenas, centenares de uñasvegetales de color turquesa colgadas de un delicado enrejado verde.Uñas de pájaro. Un emparrado de jade. Habían crecido tanto que casitocaban los extremos de las flores que tenían debajo. Aves delparaíso. Parecía que jugaban a las estalactitas y las estalagmitas,flores que caían y flores que se elevaban a punto de unirse en aquella gruta psicodélica donde siempre se le erizaba a uno la piel de lanuca. El sistema de riego mantenía una humedad constante que nutría aaquellas flores llenas, gruesas, egoístas, voraces. Berta no habíaentrado en aquella esquina extraterrestre desde hacía tiempo. Meses,tal vez años. La miraba siempre desde fuera. Esta vez no se dejóintimidar. Decidió dar el paso. Uno. Y después otro. Y retirando lamirada casi para irse, vio algo. Algo distinto. Algo que no se parecía a nada de lo que había visto antes allí.»

Otros libros del autor