Frédéric Schiffter, imbuido de sarcasmo filosófico, practica lo que él mismo llama «filosofía sentimental». Ésta es una sabia combinación de vivencias personales (nunca heroicas), apreciaciones subjetivas sobre el pensamiento y los pensadores de su tiempo (sin distinción deescuelas y sin preferencias) y la lectura de sus autores de cabecera:Montaigne, Gracián, Schopenhauer o Cioran (con Clément Rosset antetodo). El filósofo sin atributos es una imagen del propio autor (quesin embargo no se presenta como modelo de nada), construida a partirdel afán de destacar sólo por la voluntad de no destacar, tanto comode la de aquella clase de filósofos que quizás alcanzó su esplendor al margen de Sócrates y de su modo de concebir un saber universal acerca del hombre y de su conocimiento de sí: filósofos que podríandenominarse altersocráticos. El libro se presenta a sí mismo como elde alguien que ante las preguntas fundamentales de la filosofía notiene otra respuesta que un «nada» que rebaja todas las aspiracionesque tradicionalmente ha encarnado la filosofía. Alguien que en ciertomodo abandona la filos
Frédéric Schiffter, imbuido de sarcasmo filosófico, practica lo que él mismo llama «filosofía sentimental». Ésta es una sabia combinación de vivencias personales (nunca heroicas), apreciaciones subjetivas sobre el pensamiento y los pensadores de su tiempo (sin distinción deescuelas y sin preferencias) y la lectura de sus autores de cabecera:Montaigne, Gracián, Schopenhauer o Cioran (con Clément Rosset antetodo). El filósofo sin atributos es una imagen del propio autor (quesin embargo no se presenta como modelo de nada), construida a partirdel afán de destacar sólo por la voluntad de no destacar, tanto comode la de aquella clase de filósofos que quizás alcanzó su esplendor al margen de Sócrates y de su modo de concebir un saber universal acerca del hombre y de su conocimiento de sí: filósofos que podríandenominarse altersocráticos. El libro se presenta a sí mismo como elde alguien que ante las preguntas fundamentales de la filosofía notiene otra respuesta que un «nada» que rebaja todas las aspiracionesque tradicionalmente ha encarnado la filosofía. Alguien que en ciertomodo abandona la filos