MELICH, JOAN CARLES / CARLES MELICH, JOAN
La finitud no es la muerte sino la vida. Si somos finitos es porquevivimos siempre en despedida y no podemos controlar los deseos,recuerdos y olvidos, porque el nuestro es un mundo que nunca nospertenece del todo, ni será plenamente cósmico, ordenado oparadisíaco. Somos el resultado del azar y de la contingencia y notenemos más remedio que elegir en medio de una terrible y dolorosaincertidumbre. Una vida finita no conseguirá eludir la amenaza delcaos, ni estará capacitada para cruzar las puertas del paraíso. Serfinito significa que no podemos crear a voluntad nuestra existencia,porque, querámoslo o no, recibimos una herencia que nos obliga aresituarnos a cada instante.Se trazan en esta obra algunas escenas antropológicas que configurannuestra vida cotidiana: la experiencia, el olvido, el mal, el deseo,el placer, el silencioà La filosofía aquí esbozada tratará de mostrarla fragilidad y la vulnerabilidad de la vida y de pensar la ética y la educación desde esta perspectiva. Estamos ante el relato fragmentario del recorrido por unas sendas para las que no contamos con brújulasni cartas de navegación.