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Editorial:
(084).ULTIMA LINEA
Año de edición:
ISBN:
978-84-16159-87-1
Páginas:
376
Encuadernación:
Otros
Idioma:
Castellano
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«Una ética de la empresa para el siglo XXI debe aclarar su relacióncon uno de los conceptos con los que más se encuentra relacionada: laresponsabilidad social corporativa. Hoy en día, la empresa constituyeun claro ejemplo del nuevo protagonismo de la sociedad civil, de unanueva distribución de la responsabilidad por lo público, como bienmuestra la llamada directa a su implicación actual en el cumplimientode los Objetivos del Desarrollo Sostenible. La empresa está aumentando su capacidad de acción y junto a ella su responsabilidad social,entendiendo por esta la necesidad de responder de sus acciones ante la sociedad. Al mismo tiempo el concepto de responsabilidad social noacaba de ajustarse a estas nuevas exigencias, más bien parece estarperdiendo su capacidad para generar confi anza en la empresa. Hoy seencuentra, por así decirlo, æbajo sospecha'. Tanto es así que en lateoría y en la práctica empresarial oímos muchas voces que aconsejansu abandono, arrastrando consigo al concepto de ética empresarial».Domingo García-Marzá

«Una ética de la empresa para el siglo XXI debe aclarar su relacióncon uno de los conceptos con los que más se encuentra relacionada: laresponsabilidad social corporativa. Hoy en día, la empresa constituyeun claro ejemplo del nuevo protagonismo de la sociedad civil, de unanueva distribución de la responsabilidad por lo público, como bienmuestra la llamada directa a su implicación actual en el cumplimientode los Objetivos del Desarrollo Sostenible. La empresa está aumentando su capacidad de acción y junto a ella su responsabilidad social,entendiendo por esta la necesidad de responder de sus acciones ante la sociedad. Al mismo tiempo el concepto de responsabilidad social noacaba de ajustarse a estas nuevas exigencias, más bien parece estarperdiendo su capacidad para generar confi anza en la empresa. Hoy seencuentra, por así decirlo, æbajo sospecha'. Tanto es así que en lateoría y en la práctica empresarial oímos muchas voces que aconsejansu abandono, arrastrando consigo al concepto de ética empresarial».Domingo García-Marzá