Caso de ser verdad, caso de ser justo eso de que «el gusto está en lavariedad», entonces Estados carenciais del espíritu debe ser una obrade gran altura, un aparte dentro del arte de la literatura.Pues, si no otra cualidad podemos asignarle, difícil es negarle la de lamultiplicidad: de fondos y de formas. Y, si cabe, la de laoriginalidad. Lejos de ser un relato al uso, con un principio y unaconclusión, pretende más bien ser una larga e inconclusa colección deideas y de referencias que acaban conformando un «todo multiforme ydesbarrante». Y, para más fastidio, irreverente y bilingüe.No podemosadelantar si el resultado final resultará amargo o hilarante,divertido o deprimente. Puede que no satisfaga por completo al lector. Pero es probable que, a lo largo del camino, encuentre más de unmomento «no del todo carente de interés».Y, en caso de que no, siempre le quedará el recurso de visitar el Templo de las Siete Puertas paracolaborar en el descifre del criptograma contenido en la PiedraRoquetta
Caso de ser verdad, caso de ser justo eso de que «el gusto está en lavariedad», entonces Estados carenciais del espíritu debe ser una obrade gran altura, un aparte dentro del arte de la literatura.Pues, si no otra cualidad podemos asignarle, difícil es negarle la de lamultiplicidad: de fondos y de formas. Y, si cabe, la de laoriginalidad. Lejos de ser un relato al uso, con un principio y unaconclusión, pretende más bien ser una larga e inconclusa colección deideas y de referencias que acaban conformando un «todo multiforme ydesbarrante». Y, para más fastidio, irreverente y bilingüe.No podemosadelantar si el resultado final resultará amargo o hilarante,divertido o deprimente. Puede que no satisfaga por completo al lector. Pero es probable que, a lo largo del camino, encuentre más de unmomento «no del todo carente de interés».Y, en caso de que no, siempre le quedará el recurso de visitar el Templo de las Siete Puertas paracolaborar en el descifre del criptograma contenido en la PiedraRoquetta