ESPAÑA LEVANTA EL PUÑO

ESPAÑA LEVANTA EL PUÑO

PALABRAS AL BORDE DEL ABISMO

$38.200
IVA incluido
Sujeto Disponibilidad de Proveedor
Editorial:
(084) PAPEL DE LIAR
Año de edición:
Temática
Historia
ISBN:
978-84-936679-5-5
Páginas:
304
Encuadernación:
Rústica
Idioma:
Castellano
Peso:
453
Dimensiones:
220x140
$38.200
IVA incluido
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El periodista argentino Pablo Suero desembarcó a finales de 1935 en la España febril que aguardaba entre soflamas y ansiedades laselecciones de febrero sin aceptar del todo que estaba también afilando los cuchillos del matadero. (Eso, por supuesto, lo vemos nosotros,profetas irrisorios que disponemos de aquel futuro para contemplarlocomo contemplamos el destino inexorable de las malas novelas.) Durante los meses siguientes enviaría a su periódico una serie de crónicasdonde dibujaba con esmerada prosa el aire de las calles, el humo delos cafés y, por encima de todo, el agridulce sabor de las palabras.Aunque ya entonces silbaban algunas balas, las palabras eran aún lamateria prima de casi todos los estragos: hoy, setenta años después ycon aquel futuro a nuestras espaldas, estremece oírlas en arengas,grandilocuencias o necedades, pero también conmueven como dardosmelancólicos cuando tejen bromas, chascarrillos, habladurías, envidias o pequeños rencores ahora oxidados. Suero conversó, y en muchos casos fraternizó, con la crema política e intelectual madrileña de laépoca, dio cumplida cuenta de sus conversaciones en los artículos quemandaba a Buenos Aires y, cuando terminaba el año, recopiló esostextos en un volumen cuyo título pregonaba a los cuatro vientos lapostura del autor frente a la contienda ya iniciada. Para esas fechas, varios de sus interlocutores o actores secundarios habían sidobaleados por la justicia reinante: el elocuente y vigoroso CalvoSotelo, a quien vemos impartiendo doctrina a punto de convertirse enprotomártir, el siempre cordial y fogoso José Antonio, el ocurrenteMuñoz Seca, el engolado Maeztu y García Lorca, el gran cautivador cuyo fusilamiento se resiste a aceptar su amigo argentino al final deestas páginas. Otros morirán algo más tarde en la cárcel (Hoyos yVinent, Miguel Hernández) o el exilio (Antonio Machado, Azaña, JuanRamón Jiménez, Prieto, Largo Caballero, Jiménez de Asúa...), unoscuantos se afiliarán con resignación o entusiasmo a la Españafranquista (Gómez de la Serna, Benavente, Manuel Machado, Marquina,Baroja...), y unos pocos regresarán del destierro con las manosabiertas como Alberti o con el puño retórico todavía cerrado dentrodel bolsillo.Lo dicho entonces constituye, pues, la materia prima deeste libro. Su materia oscura es el abismo que muchas de esas palabras excavaban y por el que todas se precipitaron.

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