La sal, los pescados, las carnes, los lácteos, los cereales, elhidromiel, el olivo, los vinos, el altramuz, el arroz, el melón, lassetas, la cebolla, el ajo, el perejil, el incienso, la mirra, elazafrán, la pimienta, el clavo de olor, la pera, el almendro, elcastaño, la granada, la miel, los dátiles, el algarrobo, la caña deazúcar, el café, la batata, el tomate, el frijol, el maní, lacalabaza, el maguey, el nopal, la palta, el girasol, el cacao, lavainilla... y muchas cosas más.El gran pilar sobre el que se asienta la gastronomía -base de suexistencia-, son los alimentos. Sin ellos nada hubiera sido posible,ni siquiera nuestra propia supervivencia. Este libro hace un minucioso recorrido por la ciencia y la historia de los alimentos másrelevantes del Viejo y el Nuevo Mundo, y rescata del olvido losvalores culturales que nos llevaron hacia uno de los grandes anhelosde la humanidad: la salud.El Viejo Mundo nos aportó desde el majestuoso trigo, capaz demovilizar ejércitos y hacer caer naciones, hasta el humilde perejil,que aderezaba la sopa de los más pobres. Con ellos también viajarondioses, pasiones, intrigas palaciegas y plagas y enfermedades. ElNuevo Mundo nos legó mitos y exóticas ambrosías, desde el omnipresente tomate, cuya salsa invade desde meriendas infantiles a despachos deWall Street, a las increíbles y bellas giganteas. Se crearon nuevasrazas, se multiplicó la producción, se descubrió el placer en lascombinaciones de sus sabores y texturas y, sobre todo, de susinfinitos aromas. Se creó la cocina.La gastronomía reúne por sí misma los avatares del ser humano: siglosde historia, leyendas sobre invencibles imperios, pueblosconquistados... logros y fracasos se encadenaban en su sólidaurdimbre. La agricultura, la tecnología, la química, grandes periplosexploratorios y viajes insólitos han estado, sin planearlo, alservicio de una ciencia, la gastronómica, que sigue siendo hoy unagran desconocida.