En mi barrio no había chivatos es, ante todo, una declaración de amory un espectacular retrato de aquella dama descalza aún querida y, engran parte, perdida para siempre: la Barceloneta. Pero lo que haceespecial a este libro es que en sus páginas, gracias al estiloinconfundible de Arturo San Agustín, dicha declaración la gritan alviento muchas voces casi al unísono y en igualdad de condiciones. Esotambién era el barrio. San Agustín es un maestro en el arte de hacerhablar, y se enfrenta aquí a su reto más emotivo: hacer hablar a lamismísima esencia de la Barceloneta.
Una oportunidad de vivir el barrio que se ha llevado por delante elturismo masivo y las nuevas formas de vida urbana. Callejear entre las luces y las miserias de aquel tiempo con una mirada nostálgica ycrítica a la vez. Contiene un
importante archivo de fotografías emblemáticas del barrio.