«Me veo obligado a hablar, pues los hombres de ciencia se niegan aseguir mi consejo sin saber por qué. Si explico las razones por lasque me opongo a esta planeada invasión de la Antártida-con su extensabúsqueda de fósiles y
su minuciosa perforación y fundición del antiguo casquete glacial-estotalmente en contra de mi voluntad y mis reticencias son aun mayoresporque es posible que sea en vano. Es inevitable que los hechos, talcomo debo revelarlos, susciten dudas, pero si suprimiera todo lo queparece extravagante o increíble no quedaría
nada. Las fotografías guardadas hasta ahora, tanto las aéreas como las normales, hablarán a mi favor, pues son tremendamente gráficas yelocuentes».