Unos meses después de la anexión de Austria por el régimen nazi, endiciembre de 1938, la pequeña Lore Groszmann subía a un tren de Vienacon otros seiscientos niños judíos que dejaban su país y a su familiapara salvar la vida. Con apenas diez años, una maleta con loimprescindible y una tarjeta con el número 152 al cuello, Lore cruzóEuropa en un Kindertransport, el transporte puesto en marcha por elGobierno británico que rescataría de la Europa nazi a unos diez milniños, en su mayoría judíos, y los pondría a salvo en Inglaterra.
Primero en el campamento en el que los alojaron nada más llegar, a laespera de ser asignados en familias de acogida, y después en lasdistintas casas en las que vivió, Lore vivió su infancia en casasajenas y cada una suponía volver a empezar: cambiar de ciudad, conocer a sus nuevos padres y hermanos, asistir a nuevas escuelas, aprendernuevas costumbres y nuevas reglas.Con una mirada luminosa y nada solemne, narrado con un humor tierno yenvuelto en esa ingenuidad infantil que hace que hasta las cosas másoscuras brillen, la autora ofrece en estas memorias noveladas unvalioso testimonio de la época más dramática de nuestra historiareciente.