A principios del Renacimiento los maestros florentinos dominan elsecreto matemático de la perspectiva, y los flamencos el misterioalquímico de los pigmentos. No obstante, una guerra abierta entreambas escuelas mantiene al mundo sin el pintor perfecto, aquel quedomine lo mejor de ambas escuelas: la perfección de las formas y laluminosidad de los colores. Dos hechos desencadenarán los trágicosacontecimientos de esta historia: por un lado, el joven Pietro de laChiesa, discípulo aventajado del gran maestro Francesco Monterga,aparece desnudo y degollado en un bosque de Florencia, por otro, unadama portuguesa, misteriosa, sensual y extremadamente bella, solicitalos servicios de los hermanos Van Mander para ser retratada en unplazo de tiempo imposible. Los maestros flamencos, que deben manteneren alto su prestigio ante sus enemigos italianos, deciden utilizar elOleum Presiotum, un pigmento extraordinario del que sólo uno de loshermanos conoce la fórmula. Pero aún existe un tercer enigma, por elque cualquier pintor ambicioso cometería hasta las más atrocesacciones, y que revela la composición del color en estado puro, delcual hablaba Aristóteles, aquel que no necesita de pigmentos oaceites, y éste está oculto en una clave numérica entre las líneas deun texto de san Agustín.