Nada hacía pensar que El primer trago de cerveza, un libro considerado en principio «minoritario», destinado a críticos exigentes y a unpúblico selecto, que salió a la calle humildemente en la primavera de1997, sin estudios de mercado ni publicidad, pudiera convertirse entodo un acontecimiento literario en Francia a las pocas semanas de ser publicado y que permanecería por más de un año entre los tresprimeros libros más vendidos. De la noche a la mañana, toda Franciapasó a disfrutar de los pequeños placeres y a compartir con PhilippeDelerm su especial concepción de la vida.
El primer trago de cerveza es la narración breve, exquisita, de esassituaciones, comunes a todos, que, en los tiempos ajetreados en quevivimos, se deslizan sin que les prestemos atención y que, en cambio,encierran el germen del buen vivir. A Philippe Delerm, al parecer, nose le escapa una sola oportunidad de aprovechar esos momentos, y alhacerlo, incita al lector a reconocer en sí mismo cuáles son suspropios instantes de gozo. Si, por ejemplo, en una luminosa y fríamañana de invierno, a alguien le llena de placer salir a comprarcroissants recién hechos, es muy probable que otros descubran que, encambio, con lo que más disfrutan es con «el indecente placer desaborear un banana-split».