Max Ophüls eligió los relatos de este libro para filmar, en 1952, unabellísima película que tituló El placer. Pensaba que la felicidad noera, como muchos filósofos han señalado, el principal objetivo delhombre, sino la búsqueda del placer, y encontró en estos cuentos deMaupassant, representativos de algunas de las consecuencias oservidumbres de dicha búsqueda, el vehículo perfecto para expresar esa idea. Apenas una anécdota mínima le basta al autor francés paradesarrollar sus temas esenciales, como el miedo a la vejez, a lalocura, y al sexo. Con exactas pinceladas, ironía, y una excelentecapacidad de observación de la realidad se da cuerpo a una narracióndonde los personajes aparecen como criaturas que, golpeadas por losvaivenes de la pasión, son retratadas con humanidad y humor.