Hay libros que forman parte de un plan y libros que, al modo delautomóvil que se salta un semáforo, se cruzan violentamente en tuexistencia. Éste es de los que se saltan el semáforo. Me habíanencargado un reportaje sobre mí mismo, de modo que comencé a seguirmepara estudiar mis hábitos. En ésas, un día me dije: «Mi padre tenía un taller de aparatos de electromedicina.» Entonces se me apareció eltaller, conmigo y con mi padre dentro. Él estaba probando un bisturíeléctrico sobre un filete de vaca. De súbito, me dijo: «Fíjate,Juanjo, cauteriza la herida en el momento mismo de producirla.»Comprendí que la escritura, como el bisturí de mi padre, cicatrizabalas heridas en el instante de abrirlas e intuí por qué era escritor.No fui capaz de hacer el reportaje: acababa de ser arrollado por unanovela.