Simon Peters, treintañero vacilón que vive en Colonia, refunfuña, seenerva, se estresa. Hace dos años que está en el paro, aunque todaslas mañanas acude a su «despacho», un locutorio regentado por su amigo sirio Shahin. Allí inicia su peculiar jornada laboral, que consisteen escribir cartas de reclamación a diversas empresas, según él paramejorar el mundo, aunque de paso recibe productos gratis. Simon va albanco a pedir calendarios, queda con sus amigos para cenar y no puedepermitirse nada de lo que figura en la carta, boicotea a su nuevavecina pija a la que no soporta, va al médico sin que le pase nada, le toma el pelo a su casero, emprende una campaña en contra delcampanario de la iglesia de la ciudad. Simon protesta y reniega. Ycuando menos se lo espera, incluso se enamora. Lo que Simon no sabe es que su talento para la queja hará de él un millonario.