BEATRIZ CELINA GUTIERREZ GOMEZ
No está en mi ánimo examinar los puntos oscuros de la historia delvapor Manuel Arnús, sino retomar hechos recogidos de aquel tiempo yvivencias de personas de la época que aún, algunas de ellas, estánentre nosotros.
Estas personas fueron apareciendo de una forma natural, como si en elafán que me propuse hubiese una maniobra sedienta y un deseo sano desalir de dudas. Durante años, escuché los episodios vividos por losmarineros y tripulantes del Manuel Arnús. Mi madre, abuelos y tíos,los conocieron. Ahora, solamente mi madre, de noventa y dos años deedad, puede relatarme los hechos y sabía que era mi última oportunidad y pensaba en la suerte que tenía de poder contarlos sin dilatar másplazos.