Corrosivo, agudo, inquisitivo, absurdo, curioso, genial... Si lasgrandes novelas de Thomas Bernhard, como «La calera» (BA 0746),«Corrección» (BA 0747) o «Helada» (BA 0748), se distinguen por suatmósfera obsesiva y sus personajes excéntricos a menudo al borde dela locura, los brevísimos relatos incluidos en EL IMITADOR DE VOCESnos proporcionan la quintaesencia del autor en cada una de susfacetas, a modo de lo que vendría a ser la huella en la arena o elnegativo de la foto. Anécdotas propias o ajenas, noticiasperiodísticas a las que se les da una vuelta de tuerca, insólitoscasos judiciales componen la sustancia de este libro singular queintegra sin duda un muestrario completo de lo mejor y máscaracterístico del autor.