«Victor, mala suerte, ¿qué haces fuera?» A los parisinos les divierte. Desde hace cuatro meses esta frase acompaña los círculos azules quesurgen durante la noche trazados con tiza en las aceras de la ciudad,y en el centro de los círculos, prisioneros, un desecho, un residuo,un objeto perdido: un trombón, una bombilla, una pinza de depilar, unyogur, una pata de paloma... El fenómeno hace las delicias de losperiodistas y de algunos psiquiatras que elaboran diferentes teorías.Sin embargo, al comisario Adamsberg no le hace ninguna gracia. Loscírculos y su heteróclito contenido «rezuman» crueldad. El lo sabe, lo siente: pronto ese hecho anodino y estrafalario se convertirá en unatragedia.