«Un espectro recorre lo imaginario revolucionario: la fantasía de laproducción, que alimenta por doquier un desenfrenado romanticismo dela productividad. El pensamiento crítico del modo de producción noafecta el principio de la producción. En su totalidad, los conceptosque en él se articulan sólo describen su genealogía y dejan intacta la producción como forma. Esta misma forma resurge idealizada tras lacrítica del modo de producción capitalista...» Después deldesmoronamiento de los sistemas socialistas y comunistas saltó a lavista que la idealización del trabajo no fue más que la otra cara deuna misma moneda: una falsa moral del trabajo que resulta patética enlos tiempos que corren. Baudrillard denuncia la utopía de la redención del hombre a través del trabajo para llegar en un futuro incierto aser el «hombre total». Contra este engaño, presente bajo otro signo en la sociedad consumista, el autor propone otra clase de utopía, que«...está allí, en todas las energías alcanzadas contra la economíapolítica ... No busca acumularse, como el valor económico, para abolir la muerte, ni tampoco aspira al poder. La utopía quiere la palabracontra el poder y contra el principio de realidad, que no es más quela fantasía del sistema y de su reproducción indefinida.» Este textoprovocador y refrescante cobra ahora un nuevo significado, cuandovemos que las actuales teorías de la producción se convierten cada vez más en férreos programas de gigantescas maquinarias de expoliación yexplotación, disfrazándose de verdades absolutas y dejando a millonesde personas en un estado de apática impotencia.