El alimento para sustentar el cuerpo y las caricias para alimentar elalma ni se ofrecen ni se niegan, sino que siempre están disponibles.Ofrecer a un niño más o menos ayuda de la que pide es perjudicial para su desarrollo.
Una vez reconozcamos plenamente las consecuencias del trato que damosa los bebés, a los niños, unos a otros y a nosotros mismos, yaprendamos a respetar el verdadero carácter de nuestra especie,podremos descubrir con mucha más profundidad nuestro potencial para el bienestar.