El burlador de Sevilla no es solo una reescritura o adaptacióncontemporánea de la obra de Tirso. Haciendo amplio uso de formasconcretas del folclore caribeño, Walcott crea una fusión muy personalque establece un paralelismo entre el barroco español y lo que élllama «el instinto y los toques de la música de Trinidad». Elresultado, traducido con maestría por Keith Ellis, preserva toda laenergía insolente y vertiginosa del original y lo pasa por el filtrode la sensibilidad criolla, esa atmósfera de las Antillas que reúne,en un crisol irrepetible, elementos indígenas, africanos y europeos(españoles). El resultado es una obra vital, memorable, que revela los caminos torcidos del poder y nos permite volver con nueva luz sobreuno de los clásicos de la escena española.