Sus amorosos padres, ambos fervientes militantes comunistas, lacontagian con el brillo feroz de la esperanza de un mundo nuevo ymejor. Pero las privaciones de la guerra y la Depresión se cobran suimplacable peaje. Inesperadamente, Davita encuentra en la fe judía-que hace largo tiempo su madre ha abandonado- un consuelo a suinquisitivo dolor interno y una prueba para su incipiente espíritu deindependencia. Para ella, las escurridizas posibilidades que la vidaofrece de felicidad, logros y decencia se convierten en algo real yreverberante como la música de la pequeña arpa que cuelga en su puerta y les da la bienvenida a los visitantes con sus tonos dulces ysuaves. Potok ha abierto un nuevo claro en el bosque de la literaturaestadounidense.