«Te enseñaré cosas sencillas que tardarás años en comprender».
«iCuando la bestia ruge, la razón tiembla!»
«Yo te miraré con tus ojos, y tú me mirarás con los míos».
«Deja de comer mierda. Aprende a vivir, enano».
Así me hablaba el doctor Portuondo, un cubano exiliado en Barcelonaque bebía whisky Johnnie Walker, juraba en nombre de Freud y me echaba de la consulta cada dos por tres. A veces se tumbaba en el divánporque consideraba que sus conflictos eran mucho más interesantes que los míos. Fue mi psicoanalista durante cinco años. La persona más fascinante que he conocido en mi vida.
Yo necesitaba terapia. Él también.