«Traduttore, traditore», dice un refrán italiano, pero, antes queconsiderarle un traidor, Umberto Eco prefiere hablar del traductorcomo de un artesano de la palabra, que después de interpretar un texto extranjero y considerar todos sus matices, negocia con su propioidioma para que la palabra traducida sea capaz de incorporar losvalores, no solo los significados, de una cultura ajena. Traductor élmismo, Eco no se limita a la teoría, sino que compone este librobasándose en ejemplos prácticos.