Como todos colman el recuerdo con alguna dulzura, es preciso entrar en las suposiciones, buscando el artificio, y dar al Teniente lo que no tuvo, la prima de las novelas y también de la vida, que trae frescoolor de membrillo. Pero la historia no estará aquí: se la ha debuscar en el índice de alguna novela romántica y así tendremos queunas manos blancas acariciaron unos cabellos rubios y que elpropietario de estos cabellos sentía crecer la malicia desde el cuerocabelludo, malicia soñolienta. Este supuesto recuerdo, que debe estaren los arcones de cada hombre, hace suspirar al Teniente.Pablo Palacio (Loja, 1906-Guayaquil, 1947), escritor y abogado ecuatoriano. Destaca su obra la fragmentación, la desintegración de las formas, la parodia y la fijación por lo monstruoso y lo marginal. Publicó las novelas Un nuevo caso de mariage en trois (Quito, 1925), Débora (Quito, 1927),Vida del ahorcado -novela subjetiva- (Quito, 1932) y el libro decuentos Un hombre muerto a puntapiés (1927).