Las constantes expresivas de la poesía de Manuel Rico se ajustan muybien a la consideración de la escritura como un ejercicio de lamemoria que va descubriendo estratos, sedimentos del presente,fotografías casi olvidadas que ahora pueden sorprendernos. Algunasimágenes llegan a convertirse así en emblemas de una forma de mirar el mundo. Los viejos trenes y las estaciones abandonadas cobranprotagonismo: trenes que atravesaban barrios periféricos, andenesdonde el tiempo detenido contrasta con la pasión por el viaje quecambia el sentido ritual del tiempo, su pulso cotidiano y su rutina.En los trenes que pasan junto a nosotros hay ciudades abolidas, deseos que huyen, mujeres con las que nunca nos cruzamos